COMPETENCIA INTERNACIONAL CORTOMETRAJES

El jurado integrado por Juana Miranda, Eduardo Villalobos y Nico García otorgó un premio de mejor cortometraje y dos menciones especiales.

Mejor cortometraje: Bestia, de Hugo Covarrubias (Chile)

Por ser una propuesta original y profunda, que aborda un hecho histórico reciente de nuestros países, con un abordaje que sorprende, y que es capaz de transmitir intimidad y miedo en una obra que siembra nuevos cuestionamientos sobre la monstruosidad.

Mención especial: Tigre, Tigre, de Mauricio Sáez-Cánovas (México)

Por la creación de un mundo onírico y metafórico a partir de personajes o arquetipos ancestrales que ponen en relación las masculinidades, el poder y la imagen. Todo esto a través de una bella fotografía y cuidada puesta en escena.

Mención especial: Lo que nos distingue, de Nicolás Failla Spitta (Argentina)

Por llevarnos a una mirada más honda hacia la materialidad y las tecnologías que hacen la subjetivación, a través de una composición sonora y visual inquietante.

COMPETENCIA INTERNACIONAL DE LARGOMETRAJES

El jurado integrado por Ana Brun, Marcelo Martinessi y Lucía Salas otorgó un premio de mejor película y dos menciones especiales.

Mejor película: Mostro, de José Pablo Escamilla (México)

Por ser un canto onírico/cinematográfico que nos abre las puertas a una realidad de fuerza brutal. Miramos alrededor y vemos paisajes marginales de singular belleza. Vemos también a un obrero de fábrica buscando desesperadamente resistir. Entre el amor y la violencia, entre el deber y el delirio. Un relato crudo, por momentos incómodo, pero fundamental para darnos cuenta que aquí hay un ‘mostro’ que no queremos ver.

 

Mención especial: Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra (España)

La fe en Dios, en los ovnis, en el más allá ocupa el centro de esta película que tiene además una carga de comedia cautivante. Sin embargo, sin darnos cuenta esta historia nos pone cara a cara ante el trágico destino de miles de inocentes  niñas y niños de todo el mundo. Y lo hace sin perder su registro extravagante. Nos interpela, nos empuja a reflexionar acerca de lo que puede haber de oscuro y siniestro en un mundo que, a veces, parece luminoso. 

 

Mención especial: A Night of Knowing Nothing, de Payal Kapadia (India / Francia)

Por recordarnos que el cine puede ser muchas cosas, entre ellas una forma de entender y de cambiar nuestro presente. Por comprometer la historia del cine a la construcción de un mundo más justo. Por creer tanto en la realidad que decide acompañarla con un manto de ficción, una historia de dos enamorados que no pueden verse y así enamorarnos de lo que puede ser, para entender mejor lo que es.

 

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